De la invención del individuo a la irrupción del inconsciente

De la invención del individuo a la irrupción del inconsciente
(2020)

Introducción
Este libro se comienza a publicar antes de su culminación. Se hará por entregas como una serie de televisión. El formato de hacerlo en un blog me ahorra la necesidad de saber a dónde va a ir a parar, aunque desde luego tengo una idea general del recorrido, después de todo es el producto de poco más de dos años de trabajo en la sede Bogotá de la Nueva Escuela Lacaniana. Por lo tanto, mientras se publica, se sigue escribiendo y editando. Trataré de publicar los capítulos a razón de uno por semana.

Este recorrido se hace para tocar el borde de la emergencia del discurso psicoanalítico. El movimiento cultural vecino a este borde es el romanticismo. Para el momento en el que Freud inventa el psicoanálisis, el movimiento romántico ya tiene cien años. Es un movimiento extenso desde el punto de vista temporal y cultural pues abarca muchas artes y movimientos intelectuales; desde el punto de vista geográfico, pues incluye a toda la cuenca atlántica; desde el punto de vista de las clases sociales, muchas están implicadas, no solo las élites.

La revolución francesa, la revolución norteamericana y los procesos de emancipación de lo que después se llamará “Latinoamérica”, están atravesados profundamente por el romanticismo. En las artes, en la política globalizada, como la segunda revolución industrial que emerge en su seno, ¿cuáles son las claves que permiten la emergencia del pensamiento freudiano?

Tres rasgos fundamentales se delinean. La aparición del problema de la feminidad en el romanticismo, ya no cómo son tomadas las mujeres como objeto en la obra de arte, sino el protagonismo de su problemática, el planteamiento de la pregunta por su deseo y los enredos que emergen de esa pregunta. Es lo que Freud luego descubrirá en el núcleo del síntoma.

El otro rasgo es que en la política y en la literatura aparece la pregunta por la felicidad. Lo cual singulariza la relación con el cuerpo. Más allá de la libertad de la palabra que está en la ilustración, que no es exactamente singular, sino que se trata de derechos, leyes e imperativos. La pregunta por la felicidad que aparece en el romanticismo es la pregunta ética por qué me hace feliz a mí, qué hace feliz a alguien.

El tercer rasgo es la función de lo grotesco como lo que permite la creatividad sin límites del movimiento romántico. Para Victor Hugo es por lo grotesco que puede aparecer lo bello con una luz totalmente nueva, el siervo sufriente de Isaias prepara el ascenso glorioso de El Salvador. No se trata de la tentativa neoclásica de reactualizar el Uno de la belleza, algo cambió, se introdujo lo grotesco en la representación.

Por ahí podemos pensar el inconsciente del romanticismo que no es el inconsciente freudiano, pero tienen una vecindad lingüística e histórica. El primero es atávico, preñado de la profundidad del alma del pueblo, cuya fuente es el campo, por oposición a la luz de la razón, a la polvareda mugrienta y bulliciosa de la ciudad. Aunque el inconsciente freudiano no tiene nada que ver con eso, los primeros que se plantean que el sujeto no es una unidad consigo mismo, que impugnan a Descartes, son los representantes del movimiento romántico. Para ellos hay algo más en nosotros mismos que la razón, y la identidad del sujeto con su conciencia venía siendo cuestionada cien años antes de que Freud introdujera la hipótesis del inconsciente para explicar los síntomas neuróticos.

Antes del romanticismo se extiende la modernidad. Esa época se inauguró con el momento cartesiano y se expandió con la ilustración. Estos son imprescindibles para captar en toda su amplitud la emergencia del discurso psicoanalítico, y sobre todo para arribar al momento freudiano.

Y este es el problema de este libro ¿Cuáles son las condiciones de emergencia del momento freudiano? Ese momento que se caracteriza como el del sujeto inconsistente, falta-en-ser, con su correlato de consistencia. Este sujeto se encuentra con esta duplicidad por un trabajo sostenido de trescientos años hasta su eclosión. Hace falta que el individuo pase de castigo a ideal, y que ese ideal se extienda y constituya una nueva moral que le extraiga la satisfacción. Hace falta que esa extracción produzca una rebelión cultural amplia, una necesidad de volver a encontrar el problema de la felicidad.

Momento cartesiano, ilustración y romanticismo nos vienen a plantear estas tres escansiones necesarias al momento freudiano, a la irrupción del inconsciente.




Tabla de contenido

Introducción

El Inconsciente entre real y simbólico

La Invención del Individuo

Del psicoanálisis como continuación del debate de las luces.

El Romanticismo y las mujeres

La irrupción del inconsciente

   ...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario