miércoles, 22 de octubre de 2025

El amor decidido

Presentado en la noche de carteles de la NEL Bogotá

El trabajo que escribí para la presentación de Silet proviene de un cartel titulado “Fundamentos epistemológicos del psicoanálisis”. Este cartel, que está ya en su fase de cierre y del que soy “más uno”, nos ha hecho recorrer textos fundamentales de la formación, aclarar conceptos, hablar un poco de la experiencia psicoanalítica, la cual a fin de cuentas es el pivote de cualquier aproximación al psicoanálisis que merezca la pena.

El recorrido comenzó con la pregunta por el aserto de Lacan: “la lógica es lo único por lo cual hay un acceso a lo real”. Efectivamente la lógica es lo que permite llegar al litoral de una inconsistencia que difiere de las que caracterizan nuestro discurso contemporáneo: el relativismo moral, el cinismo político y la cobardía epistémica.

Esta inconsistencia se organiza como una serie de inexistencias que se pueden formular y que sirven como orientaciones para el trabajo que hacemos todos los días como psicoanalistas y también para orientarnos sobre cómo hacer frente a las agrupaciones sociales que el discurso psicoanalítico ha ido sedimentando con el tiempo. La formulación más acabada, que tomo de Silet, es que esta inconsistencia fundamental se puede caracterizar como la separación entre la palabra y el goce.

Desde esta inconsistencia respondemos al relativismo moral, con la ética del bien decir sobre el síntoma; al cinismo político, con una experiencia orientada por lo real; y a la cobardía epistémica, con un amor que procede de la inconsistencia misma.

Desde el punto de vista epistemológico, hunde sus raíces en el solipsismo propio del funcionamiento del aparato psíquico, tal y como Freud lo formula entre la monografía de las afasias en 1890 y el capítulo VII de La interpretación de los sueños en 1900. A Freud le tomó una década articular este fundamento que al tiempo que incluye al significante, hace del Otro una función. La repartición así planteada le permite articular los dos textos restantes sobre el significante, escribir el caso Dora, el de Juanito y el del hombre de las ratas, y plantear una teoría de la pulsión en los Tres Ensayos durante la siguiente década.

La relevancia de este fundamento epistemológico se actualiza en el dispositivo del cartel que da testimonio de la escisión entre palabra y goce al presentificar, bajo la forma del discurso histérico, la inexistencia de un principio organizador del vínculo social psicoanalítico. De ahí que sirva como bautismo de fuego para quien se aproxima a la escuela y como confirmación actualizada para quienes ya estamos en ella.

El solipsismo radical que sirve como fundamento es precisamente lo que motoriza el deseo de formar un cartel. Sea porque el fantasma de la comunicación aún está presente o porque ya se ha atravesado en la formación psicoanalítica que la escuela dispensa.

Es del encuentro con esa soledad radical que debe surgir la transferencia decidida: el acto de tender puentes donde lo que hay son abismos y cavar túneles al encontrarse con los muros.

Solo es analista quien está a la altura del amor que se le dirige y, aunque se avergüenza de su fantasma, no lo hace de la libertad que obtuvo de su recorrido. Es porque ama decididamente que puede hacerse objeto de amor, pues el analista cura menos por lo que hace que por lo que hez.

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