Con su estancia como becario en París, Freud aprende cómo es un enseñante francés, cómo trabajar con el saber popular para hacer ciencia, cómo hacer con lo que se tiene a mano. Mira a su nuevo maestro tratar a varones histéricos.
Tenía 29 años. Era pobre. Estaba enamorado, quería casarse. Y aún así cuando vuelve a Viena presenta el caso de un varón histérico, contradiciendo todos los prejuicios de sus maestros. Todavía falta para una etiología.
Pero ya había comenzado a terminar el trabajo de Charcot. Acabar con lo que se conocía como histeria
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