jueves, 10 de octubre de 2024

Comentario de "Joyce, el síntoma"

Un chiste en un sueño

Se puede ignorar la vida, pero no se puede ignorar la muerte, porque no se puede ignorar lo que no se sabe.

Este chiste que se me ocurrió en sueños, antes de despertarme con la risa que me produjo, ilustra para mí la oposición entre el síntoma y el inconsciente, que es el objeto del texto que elegí para comentar hoy.

El síntoma es el representante de la vida en cuanto que ese representante ha sido mal-dito (mal-decido, mal-dicho). Por ello Freud, y Lacan también, por cierto, al comienzo pensaban que bastaba con bien-decirlo para levantarlo.

“nada más anudados que unos gemelos” (162)

Síntoma

Símbolo

Shem (Shemtôme)

Shaum

Freud (Freude)

Jones, sin dejarse llevar por el ayenbite of inwit[i]

Joyce (Joy)

La literatura, la lengua inglesa

Letter, litter… el pun

El inconsciente

La aguja y el patrón

La trama

El estilete y la tablilla

El significante

El síntoma desabonado del inconsciente tal vez se pueda entender desde la metáfora de la trama y de la escritura

Se puede tejer con aguja un patrón, pero no se puede tejer la aguja y el patrón. Se puede escribir con estilete en tablilla de arcilla, pero no se puede escribir ni el estilete ni la tablilla de arcilla.

En el momento del desencadenamiento de una neurosis, el síntoma es una contingencia más que convoca al inconsciente. La aguja convoca al tejido a que dé cuenta de ella, el lápiz convoca al escrito a que lo describa.

Con el trascurrir del análisis, que es la continuación de la neurosis por otros medios, el sistema del síntoma, el sintema se revela con la repetición.

El sistema del síntoma, el sintema, está conformado por una parte por un sufrimiento gozante que aparece como consecuencia, pero que es causa, que es el tema del análisis y su motor y por otra parte por la repetición ominosa de la contingencia. Es como el estilete y la tablilla de arcilla. El síntoma que aparece es como la aguja y el estilete, la repetición de la contingencia es como el patrón del tejido o la tablilla de arcilla.

Por eso un análisis se puede demandar cuando alguien no soporta un sufrimiento focalizado en un punto de su cuerpo, pensamiento o realidad (de ahí la histeria de conversión, la obsesión o la neurosis de angustia), pero también cuando a alguien se le revela una pieza del patrón donde escribe su destino, es decir, cuando se da cuenta de una repetición.

En la neurosis es común que el sintema como sistema del síntoma, se revele por uno u otro lado, permaneciendo el otro desconocido.

¿Qué es lo que enseña Joyce, el síntoma?

Para Lacan lo que enseña Joyce de un modo extrapsicoanalítico, es que el goce es el instrumento con el que se trama un destino. Lo que hace de Joyce un paradigma de este sintema, es que no usa su goce para escribir literatura, sino que usa la literatura como la superficie donde se revela el instrumento con el que se escribe toda literatura y todo destino.

Para Joyce este instrumento se desprende como su cuerpo mismo, haciéndonos pensar si lo que llamamos inconsciente no es más que un género de literatura que se pudo haber inventado hace poco más de un siglo, para hacer posible la revelación del instrumento con el que el escritor o el tejedor fabrican el escrito o la trama de manera inadvertida para ellos mismos.

Y esta inadvertencia se escinde fundamentalmente en dos modos de presentarse. De ahí la psicosis y la neurosis.

Es una estructura que tiene un modo de presentarse de manera muy sencilla. Depende de si el acento de goce se pone en el discurso que trama en el yo o en el Otro.

Esto lo expresó muy bien una vez Marie-Helene Brousse en Caracas en un seminario cuando dijo que los hablantes se repartían entre los que evacuaban el objeto del propio cuerpo y los que no.

Entonces Joyce no escribe propiamente literatura, sino que escribe sobre la literatura como si fuera una tablilla de arcilla con el estilete que es el goce del propio cuerpo, mostrándonos así la estructura doble del síntoma, que es lo que he estado llamando sintema, escritura que juega con el sinthome en francés, que por pronunciarse igual le es propicio a Lacan. Esta tesis de Lacan sobre Joyce nos abrió la puerta para el tratamiento de la psicosis y de la neurosis durante los últimos cincuenta años.

El psicótico es el que presenta al síntoma como desabonado del inconsciente. Es lo que hacía que Freud aun sin retroceder, no tuviera más remedio que quedar a la espera. El neurótico es quien intenta hacer un tratamiento de su síntoma con su inconsciente. Lo cual es el colmo, pues hace pasar la causa por un efecto para desentenderse de la primera.

Hay psicóticos que intentan tratar el síntoma con el inconsciente y entonces se vuelven locos. La cuestión con la psicosis en nuestra práctica es cómo proponerles un tratamiento posible del sufrimiento que les produce su goce sin ceder a la tendencia de ir a enredarse en el inconsciente. La cuestión en la neurosis por el contrario es desenhebrar el síntoma del inconsciente, lo que el neurótico convierte rápidamente en un efecto de verdad, lo cual evidentemente es un fracaso.

El análisis de un psicótico está siempre al borde del desastre. El análisis de un neurótico va de fracaso en fracaso, de efecto de verdad en efecto de verdad. Lo cual si uno no está bien parado termina por aburrir tanto al neurótico como a uno mismo. Sin embargo, que un análisis termine por aburrimiento tal vez sea lo mejor que pueda pasar en esas circunstancias.

El psicótico va a mostrar el aburrimiento sobre los efectos de verdad muy pronto, el neurótico se va a tardar todo lo que pueda para mantener enredado su sintema en su trama, con el placer del efecto de verdad paga el abono a su inconsciente.

Joyce es el paradigma del psicótico ordinario, lo cual evidentemente es un chiste. Ser el paradigma de lo ordinario lo hace a uno extraordinario. Es el paradigma de la psicosis ordinaria porque sabe hacer con su sintema desabonado de su inconsciente. Es decir, sabe hacer con su estilete y su tablilla de arcilla desabonado de la significación que convocan las letras en su organizarse unas con otras. O usando la metáfora de Lacan, sabe hacer con su aguja y con su patrón sin enredarlos en los hilos de la contingencia con los que teje su trama.

Pero lo verdaderamente sorprendente de Lacan es que con este descubrimiento hace a Joyce el paradigma de lo que un hablante puede obtener de un proceso analítico, sea que se enrede con su inconsciente o no. Que pague su abono a él para no saber nada, como un neurótico; o que se enrede con él, como un psicótico de los que se vuelven locos; o que sepa escabullirse de ese enredo, como un psicótico de los que llamamos ordinarios.

Esto nos lleva a que el análisis es la asunción, no de la muerte como el Lacan hegeliano decía al comienzo, sino de la vida, que es lo único que verdaderamente se puede ignorar. Se puede pasar uno la vida ignorando que la vida no tiene sentido, por ejemplo, y que no por eso deja de merecer la pena vivirla.



[i] Ayenbite of inwit es una mala traducción hecha con trozos de palabras de un tratado de moralidad escrito en Francia. El que lo tradujo al inglés en el siglo XIV lo hizo construyendo de manera literal palabras en latín o en francés, sin pedir prestadas palabras de esos idiomas, que es lo que hacían los buenos traductores en esa época y por lo que el inglés tiene como un 60% de vocabulario de origen latino. Again-bitting (re-mordimiento) of inner-wit (consciencia). De modo que usó "ingenio interior" para tratar de traducir consciencia en el inglés del siglo XIV.

Esa es la referencia que Joyce usa para hacérselo decir a Stephen Dedalus en Ulises. A Joyce le debe haber parecido muy entretenido ese juego de palabras que se produce por ese intento de traducción literal.

Lacan toma esa traducción y juega con el hecho de que wit es “ingenio” en inglés y “agudeza” en alemán, por lo que el libro de Freud debería traducirse "la agudeza y su relación con el inconsciente". Toma ese equívoco Lacan para traducir Ayenbite of inwit por "mordiscón del inconsciente” (P. 162))

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