lunes, 12 de julio de 2021

Práctica y perspectiva

Publicado en el blog de Zadig LML

“Pasamos por muchos momentos de incomprensión al seguir a Lacan, y muchos vienen del hecho de que colapsamos, aplastamos uno sobre el otro, estos dos niveles de la perspectiva y de la práctica… El psicoanálisis tiene como perspectiva, como horizonte, lo real en tanto separado del semblante… Cómo podría ser de otra forma, ya que el sentido varía, ya que no tiene nada constante. El síntoma resulta ser, por el contrario, de una permanencia en el tiempo tal que se lo puede asimilar a lo real... Pero, al mismo tiempo, ocurre que la práctica analítica opera con el sentido, es decir, con la conexión, ya sea de la asociación libre o de la interpretación… El psicoanálisis tiene este andar rengo. Entre su perspectiva y su práctica hay un hiato, incluso una inversión…”.[1]

Planteo que esta distinción entre perspectiva y práctica es útil para la conversación de hoy sobre la Escuela como sujeto político. Pongo del lado de la perspectiva “el psicoanálisis hace vacilar todos los semblantes, incluso el semblante psicoanalítico”,[2] y del lado de la práctica la conversación que hacer surgir el sujeto escuela.
En términos de la Escuela la perspectiva es el enjambre, un enjambre sin reina. Un enjambre que da círculos en torno al real, dibujando un toro. La práctica es la interpretación del sujeto escuela, señalando el agujero central.

Esta perspectiva no se agota en la institución en la que nos agrupamos los psicoanalistas. En términos de la big picture, la perspectiva es hacer de la humanidad un enjambre de singularidades. Una humanidad analizante, es una idea frente a la que Miller decía hace unos años que no había que retroceder. No se trata ni de frenar la contradicción al modo de la derecha ni de agudizarla al modo de la izquierda, se trata de pasar a una nueva edad donde la contradicción ya no es de clases, ni de razas, ni de nacionalidades, ni de civilizaciones, sino donde la contradicción y la guerra quedan atrapadas en ese lugar de donde nunca debieron haber salido a hacer estragos en lo social. Que cada hablante sea separado entre su Uno y su real, abriría la edad sinthomal de la humanidad.

¿De qué prácticas nos servimos para esta perspectiva? ¿Qué políticas usamos para avanzar en esta política? Más que una ciencia seguiríamos el arte propuesto por Maquiavelo: captar en cada momento lo que más conviene dentro de lo que es posible.

Desde esta perspectiva no veo cómo una sede o un conjunto de psicoanalistas en un país pueden alinearse políticamente, y mucho menos una Escuela que agrupa gentes de países tan diversos como México, Venezuela o Bolivia. Una cosa así solamente puede producirse en momentos tácticos muy específicos, antes de que sus componentes vuelvan a dispersarse en un enjambre multiforme, de acuerdo con la perspectiva que les sirve de soporte.

El enjambre de los psicoanalistas sólo se alinea cuando el agujero central del discurso analítico está en peligro.

[1] Miller, El Ultimísimo Lacan, pág. 155-156.

[2] Ibíd, pág. 151.

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