martes, 1 de febrero de 2022

¿Cuál es Escila?

Con este evento abrimos el año de trabajo y a un tiempo nos preparamos para las XII Jornadas de la NEL que interroga sobre las sexualidades y para la Gran Conversación de la Asociación Mundial de Psicoanálisis que resalta la fulgurante frase de Lacan: La mujer no existe.

Circe le recomienda a Odiseo pasar más cerca de Escila que de Caribdis. Es mejor perder 6 hombres que toda la nave. Un ejemplo perfecto de un vel lacaniano. La bolsa o la vida. Seis hombres se perderán con Escila o toda la nave con Caribdis. Todo el problema para nosotros radicaría en ubicar cuál de los dos monstruos de discurso que actualmente se disputan la hegemonía sobre los cuerpos es Escila, para arrimarnos a ese.

Veamos: El primero aparece derrotado y débil. El cuerpo estaría programado biológicamente, lo que quiere decir: por Dios. El soma no es más que el vehículo del germen que posibilita su sagrado propósito de perpetuar la especie. Una mujer es madre, un hombre es padre. No es metafórico, es un discurso que presenta ambas definiciones como juicios analíticos. ¿Quién quiere discutir con el orden del universo? Habría que estar loco o ser un criminal, un perverso.

Aparentemente nadie cree esto ya ¿No es así? Si al papa se le ocurre criticar que la gente prefiera tener mascotas que hijos, las mandíbulas baten con carcajadas o se fruncen los ceños de indignación de izquierda a derecha. Cómo se atreve el papa a meterse con mis mascotas.

Y sin embargo hay un rumor, que a veces se convierte en sonoro escándalo. Hay mucha gente que quiere que todo el mundo vuelva a creer en estos juicios analíticos, en estas definiciones transparentes de lo que es un hombre y una mujer. Este discurso no es débil ni está para nada derrotado. Es ahora un discurso de la disidencia, con todo el poder que esto conlleva. Aparece en las redes sociales, en los comentarios de las películas de superhéroes que se atreven a poner un besito entre dos hombres. “Inclusión forzada” lo llaman, “nos están obligando a todos a pensar de la misma manera”. Un discurso conservador que sabe que ya no hay nada qué conservar, es un discurso que muy bien puede pasar por utopía y levantar las barricadas.

El segundo aparece triunfante. ¿Todos estamos de acuerdo verdad? Dios nos libre de que se diga que la NEL Bogotá no está de acuerdo con el nuevo credo: Cada uno hace con su cuerpo lo que quiera. Elige a la pareja que quiera. Se viste como quiera. Se hace nombrar como quiera. Usa el pronombre que quiera. La plaza pública está llena de reivindicaciones de modos de satisfacción y de modos de expresión de cómo se siente cada uno con su cuerpo. Todos deben estar representados. Basta de este ocultamiento, basta de esta opresión con la que nos han hecho pensar que hay solo una manera de ser, pero esto se acabó. Es el amanecer del arcoíris, de las siglas que proliferan, porque ellas por sí mismas mágicamente acabarán con el ocultamiento. Todo se ha revelado. Ahora estamos despiertos.

Yo le pregunto a la NEL Bogotá, que sabe algo sobre este asunto, no sin un poco de angustia ¿Cuál es Escila? ¿A cuál nos debemos arrimar para no perder la barca?

Sobre este tema hoy responden tres colegas que tienen incumbencia por posiciones que ocupan coyunturalmente en el movimiento psicoanalítico. Pero sobre todo responden como practicantes del psicoanálisis a las que se les solicitó “que enuncien su provocación desde el punto de doctrina sobre la sexualidad desde el que orientan su práctica psicoanalítica en este momento.”

Esta demanda está articulada a la idea lacaniana de que no basta con estudiar mucho y controlar los casos con pares, sino que estamos llamados a elucidar públicamente los presupuestos del acto psicoanalítico ahí donde es posible ejercerlo. Como no existe el estándar de lo que es un psicoanalista, cada uno debe estar atento a lo que organiza la enunciación desde la cual hace lo que hace. Es además fundamental que la escuela brinde espacios para elucidar los presupuestos del acto, permitiéndole a los practicantes realizar su elaboración y al público percatarse de que la formación psicoanalítica es algo que nos tomamos con suma seriedad.

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