a) Son
los elementos de la intersección {Falo; (a)} los que pueden llamar a engaño,
tanto para la Primera Distinción [Falo, Otra cosa] como para la Segunda Distinción
[grupo 1, grupo A].
i)
En el caso de la Primera Distinción, porque
ubicarse como Falo o como objeto a, es algo que pueden hacer tanto los que usan
la suplencia Falo como los que usan Otra cosa, por ser funciones disponibles en
el campo del lenguaje.
ii)
En el caso de la Segunda Distinción porque sirve
para los dobleces y los disimulos de las sexuaciones estructurales, que hay que
escuchar en la enunciación.
iii)
Ubicar que hay un más allá del discurso común
que consiste en repartir a los hablantes en los que son de Falo y los que son
del objeto a, permite el doble diagnóstico diferencial que responde a la
pregunta del psicoanalista tanto en las entrevistas preliminares como en la
dirección de una cura: ¿Qué me habla?
b)
La orientación que esto proporciona en una cura
es:
i)
Para los del grupo 1
(1)
Separar el significante en exceso de la
estructura jerárquico-social en la que se incrusta en virtud de su carácter
ansélmico y por lo tanto teleológico.
(2)
Llevar a una autorización de su uso por parte del
sujeto que lo so-porta revirtiendo la negatividad en la que existe. Esta doble
estrategia implica ir en el sentido contrario al malestar en la cultura tal y
como Freud lo articuló. Es también el programa de la subversión del sujeto de
Lacan.
(3)
Queda un significante fálico incurable,
encarnado y aislado de toda jerarquía, al que se le puede dar un uso.
ii)
Para los del grupo A,
(1)
Desmontar la defensa según la cual su
inexistencia es un simulacro, defensa que se apoya en su fijación al
significante fálico, que es mucho más nosogénico en su caso que para el grupo
1. Esto implica su divorcio y duelo de este significante, pues esta fijación es
lo que hace que su inexistencia sea vista como una negatividad, cuando es una
decisión insondable del ser.
(2)
Como contraparte hay que moderar el goce de la
no inscripción, que es la otra cara de la fijación del goce fálico, en el mismo
vector del goce-devastación. Este goce que repite es un aparato análogo al fort
da del fantasma masculino. Y es solo análogo pues otorga menos sentido,
menos estabilidad y menos soporte del sentido de realidad que el fantasma
propiamente dicho. En el grupo A el equivalente del fantasma es siempre un mal
arreglo, mientras que en el grupo 1, el fantasma debe desarreglarse para que
emerja una pregunta.
(3)
Ir encontrando arreglos a medida, aprovechando
la relación directa con el Significante de Atachado que, dada la fijación
fálica, siempre es desestimada. No es lo mismo no existir frente a la plenitud
del goce fálico que se adora como a Dios que no existir frente al agujero de la
falta en el Otro, que es un alivio. El grupo A tiene a su cargo que en el mundo
haya un lugar para el Significante de Atachado.
(4)
Nuevos usos para Falo, que en virtud de la permanencia
de la doble elección es irrenunciable, a partir de la elaboración de la
fijación y su dualidad con el Significante de Atachado, pues la
dedicación exclusiva al goce-suplementario es una contradicción de términos.
(5)
Queda una inexistencia positiva capaz de
asociarse a los significantes de la cadena, haciendo uso de ellos para
encontrar posibilidades restringidas de representación, que respeten la
decisión insondable de no existir, que es de donde en suma se obtiene el goce
suplementario.
c)
Las turbulencias en la dirección de la cura:
i)
El grupo A plantea el problema de que no se
inscribe realmente en una transferencia, como no se inscribe realmente en un
discurso, ni siquiera en el analítico, dado el goce fundante del rechazo a toda
representación. El dispositivo analítico hace pasar una inexistencia
(Latachado) por una falta en ser (Sujeto tachado). Hace falta maniobrar para
dejar claro que, aunque hay que moderar el goce de la no inscripción, se deja
espacio para no inscribirse. El dispositivo analítico para el grupo A es una
conversación entre dos modos de inexistencia.
ii)
El grupo 1 se inscribe en el discurso analítico
bajo la forma de una jerarquía, pero algo empuja a romper el discurso. El
significante fálico pugna hacia el tope de manera ansélmica. Para tratar este
significante hay que ponerse en lugar de causa del deseo de análisis. La
división aparece muchas veces escamoteada como una posición de menor jerarquía,
cuyo límite inferior es el horror por verse en la posición de objeto a, donde se
ubica a la mujer en su versión de objeto degradado.
d)
Escrituras del amor, es decir, orientaciones
sobre la transferencia:
i)
Cómo ama el grupo A:
(1)
Tomar a Falo no como metáfora de una falta en el
Otro, sino como una consistencia por sí mismo, se convierte en estrago.
(2)
La fetichización del falo es una metáfora que
hace posible su uso como borde de su propia inexistencia, que aparece como
falta de nombre, pero cuya verdad es una nada. El deseo sexual y el amor están
entrelazados.
|
à |
ɸ |
ᴓ |
= |
S( |
(3) La
sustitución metafórica de Falo por Significante Atachado, hace posible
estabilizar este significante evanescente.
(4) La
transferencia será entonces una fetichización del saber del analista, donde
busca una respuesta sobre la falta en el Otro.
|
à |
S( |
ᴓ |
= |
ɸ |
ii) Cómo
ama el grupo 1:
(1) En
la versión simplificada del deseo sexual es la efectuación del fantasma, de la
perversión polimorfa del macho.
(2) El
recorte del cuerpo del Otro, que ubica como la causa de su deseo sexual, es la
metáfora del Significante Atachado. Mientras que su propia falta en ser vela el
significante excesivo que permite alcanzar el cuerpo del Otro. Es evidente que esta
doble metáfora fracasa, fracasando la domesticación del significante fálico que
operaría el amor.
(3) La
transferencia es un recorte del cuerpo del analista reduciéndolo a un objeto,
con el que trata de alcanzar el agujero en el Otro, que desde su posición es
inalcanzable de manera directa.
|
à |
a |
ɸ |
= |
S( |
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