lunes, 15 de julio de 2013

Alexander Méndez: Cuerpos rotos

Alexander Méndez
@alemendez77
Invitación a leer “Zombis, Rinocerontes y la Verdad en Psicoanálisis de Carlos Márquez.

Cuerpos rotos, contornos desencajados, líquidos, muertos andantes… pero el zombi es una figura entre otras que atestigua una fuerza familiar vuelta amenaza. El recurso de la ficción tiene múltiples caminos para situar nuestra relación con el cuerpo, con la realidad y la verdad, nos encontramos con universos de máquinas de exterminio, desprovistas de todo rasgo de humanidad, automatismos bélicos que se vuelven contra sus creadores y planetas de simios en los que los humanos son los subordinados.

La fuerza familiar vuelta amenaza pertenece al reino de la pulsión que como el zombi, no se satisface nunca, en lugar de satisfacerse desintegra antes el soporte donde habita. Podemos, en ese universo convertirnos en uno, pasar de lo vivo a lo muerto, pero nuca lo muerto inerte, sino aquello que seguirá andando vorazmente.



Sólo nos podemos convertir en lo que nos amenaza porque esto nos habitaba íntimamente. El genio de la ficción Jorge Romero pudo idear los zombis al encontrarlos pululando entre los centros comerciales, pegados a sus pequeños objetos, poseídos por ellos. Sin embargo, el zombi no será nada más esa crítica a la sociedad de consumo, crítica que constituye un tiempo lógico.

El zombi es analogía de nuestro mundo actual, donde la mediación de lo simbólico está comprometida desde el principio. Los zombis en la fantasía recrean nuestra desconfianza en la ciencia que no puede someter a estos cuerpos insensatos. Son el fracaso ante las adicciones, son la epidemia de tristes que pueblan la tierra. Sujetos para los que estas ficciones no sean tales, Carlos Márquez señala en un punto de su argumentación lo verosímil que se vuelve la descripción de Max Brooks. Los lectores del libro “Guerra Mundial Z” le piden en ocasiones que muestre la catana con la que se prepara para el inminente apocalipsis, sueño y realidad se mesclan en el show y Brooks alza la espada filosa ante sus muchos seguidores.

No podemos pasar por alto que la verosimilitud con la que es dotada la figura del zombi proviene también de una delicada argumentación hecha a partir del conocimiento científico. Sobran las experiencias donde la ciencia libera amenazas monstruosas contra la vida, así que nuestra desconfianza en la ciencia contiene en sí misma la creencia de que puede desatar lo real.

Hay un giro más que habrá que dar para no permanecer en la queja contra la ciencia que parece construida para diferir toda pregunta ética. Tal vez no nos convertimos en eso amenazador que representa el zombi, tal vez es una forma de entrega ante lo que hay de desatado en cada uno.

Tomado de la Página de la Nueva Escuela Lacaniana

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