Un amigo me
preguntó si el psicoanálisis era una carrera. Atiné a responderle que era más
bien un oficio. Me faltó la agudeza en el momento para responderle "sí…
contra el tiempo".
A quienes
participaron en las recientes jornadas de la NEL en Bogotá, el título les
evocará la enseñanza de Carolina Koretzky, al final de la cual plantea que el
análisis otorga un margen. Trataré hoy de articular de qué margen se trataría,
puesto que su esencia es que se trata de un margen de tiempo.
Pero ¿Cuál es el estatuto de este tiempo? No es el tiempo lógico, ni el tiempo cronológico. Tiene un carácter eminentemente subjetivo, pero sobre todo un valor de goce. El tiempo del goce es el de “estoy perdiendo el tiempo”, “no tengo tiempo para nada”, “me estoy quedando sin tiempo”, “contigo siento como que el tiempo no pasa” o “a dónde se me fue el tiempo”.