Conferencia en el Café de los Sábados de la Fundación Francisco Herrera Luque, en colaboración con Backroom Caracas.
“De un lado de la humanidad están aquellos que existen, saben hacer y hacen saber. Saben hacer con el saber industrias, puentes, tamiz y pañales desechables, guerras, bebés probeta, medicinas, bombas, autos, tortura, fortuna, enfermedades, fast food y cigarro. Y del otro lado están las que no existen y solo hacen con lo imposible, desafiantes de Dios: desesperación, suicidio, pasión, locura, ferocidad, ficción, poesía, éxtasis. ¿Por qué? Porque no hay La.” (Luterbach, 2012, 13)
“De un lado de la humanidad están aquellos que existen, saben hacer y hacen saber. Saben hacer con el saber industrias, puentes, tamiz y pañales desechables, guerras, bebés probeta, medicinas, bombas, autos, tortura, fortuna, enfermedades, fast food y cigarro. Y del otro lado están las que no existen y solo hacen con lo imposible, desafiantes de Dios: desesperación, suicidio, pasión, locura, ferocidad, ficción, poesía, éxtasis. ¿Por qué? Porque no hay La.” (Luterbach, 2012, 13)
Este “De un lado y del otro” que usa la psicoanalista brasileña Ana Lucía Luterbach en su libro “La erótica y lo femenino” es una referencia al esquema de la sexuación que Lacan postula en su seminario 20. Este esquema está ahí para cualquiera que lo quiera ver. Es uno de los que Lacan llamaba sus matemas, pues transmite sin sentido, y da la ley de su propia interpretación.
“Las que no existen y solo hacen con lo imposible” llama Ana Lucía Lutterbach a las que se ubican del lado femenino. Quien se ubica del lado femenino de la historia, de la humanidad, está constantemente lidiando con lo imposible. Hay diferentes maneras de hacer esto, pero como “no hay La”, es decir, no hay el universal que dé la ley de la variabilidad de las posibilidades de lo femenino, habrá quien quede en esta tarea en una situación menos ventajosa que otra, dependiendo del momento histórico. Al estar excluida la posibilidad de existencia de esta ley, no hay criterio de comparación entra una y otra, sino que si acaso quedan registradas sus invenciones o los efectos de quien sucumbe, de quien enferma en su manera de lidiar con lo imposible. Por ello los psicoanalistas nos orientamos por el síntoma, porque lo imposible aparece allí como lo imposible de soportar para un determinado hablante.