viernes, 31 de diciembre de 2010

Con qué se identifica Juan Peña

Carlos Márquez

A los 12 años un acontecimiento traumático quebró su cuerpo de un modo casi imperceptible. Uno de sus enemigos coyunturales le asestó un golpe que dejó una marca secreta, una cicatriz que sólo él podía evidenciar. Se acabaron las correrías, los desórdenes de niño. Tal vez era el momento de sentar cabeza, de hacerse un hombrecito. Pero la obsesión por la cicatriz era pertinaz.

A partir de allí todo conspiró en su entorno, pasó de ser un problema al que había que encontrar una solución, a ser un problema que era en sí mismo una solución, un problema que podía existir en el discurso. Él por su parte aceptó de buen grado ese papel, o por lo menos es una interpretación que uno hace, dado el hecho de que efectivamente nunca más volvió a hablar ni para decir esta boca es mía.

Se suman al tiempo perdido los kilogramos de chatarra en reconocimientos a quien, pese a no hacer nada estrictamente hablando, hizo la vida de la gente a su alrededor bastante más cómoda. Adaptación es la palabra. Presuponemos un goce autoerótico que al mismo tiempo produce adaptación. ¿Cuáles son las condiciones para que esto pudiera darse?


viernes, 9 de julio de 2010

Pudreval, no Gulag

Carlos Márquez
("Pudreval" en Wikipedia)

Si bien el socialismo real del Siglo XX no cambió lo fundamental del capitalismo, esto es, ser una sociedad diseñada para la obtención de la plusvalía, sí cambió los usos de esa plusvalía. Hay tres grandes usos de la inmensa riqueza que la Unión Soviética y otros experimentos similares produjeron con los niveles de eficiencia de los que dispusieron: 1) Dilapidarla en una política de exportación del socialismo lo cual implica desde propaganda hasta guerra; 2) Crear un amasijo burocrático que tuvieron que sortear los ciudadanos comunes y corrientes para hacer casi cualquier cosa, aparejado con la promoción de privilegios y la corrupción concomitante; 3) La especialización de una parte de este aparato burocrático en tareas de represión simbólica o real de toda disidencia efectiva o sospechada.

Si bien los campos de concentración nazis terminaron con la guerra, los gulags tuvieron que esperar bastante más. Éstos tenían una triple función como aparato productivo esclavista; reducción real de la disidencia, lo cual quiere decir reducir el cuerpo de los disidentes a los huesos; y como causa de terror a todo el cuerpo social.