jueves, 8 de noviembre de 2018

El yo-rón

Si existe algo como lo que Freud llama "superyó", pero el que existe desde el año de 1930 en "El malestar en la cultura". Es decir, si existe esa máquina de satisfacción que no es para nada el pepe grillo que le da al yo el sentido del bien y del mal para que sea buenito.

Si existiera tal cosa, es imparable. Es incurable. Es inanalizable. ¿Por qué Freud inventaría una instancia que es inmune al acto psiconalítico? Puro mandato de satisfacción, cruel, impersonal y sádico, estaríamos destinados a ser parasitados por esa parte de nosotros mismos y la religión, es decir, el catolicismo tendría que triunfar para siempre.

Y existe.

Pero para empezar en algo falla puesto que a pesar de todo se descubrió. Y no se puede decir que el catolicismo haya triunfado para siempre aún.

Si existiera algo como el superyó, y existe, Freud nos da una clave para entender dónde está la posibilidad de cambiar la dirección de esa máquina de moler carne.

En las Nuevas Conferencias de Introducción al Psicoanálisis, la denominada "Descomposición de la personalidad psíquica", Freud nos presenta una sátira donde el yo es mangoneado por las otras dos instancias. Hay que leer eso con la clave de su pequeño escrito sobre el humor.

El superyó va a obtener satisfacción a costillas del yo, y eso va a ser mediante el drama o la comedia. Al fin y al cabo un parásito no tiene por qué matar necesariamente a su huésped.

Pero se plantea un problema: ¿Este yo adicto al drama, este yo-rón, podrá acceder a esa otra forma de satisfacción en la comedia?


No hay comentarios.:

Publicar un comentario