viernes, 4 de diciembre de 2015

Cada oveja con su pareja

La semana pasada fue asesinado a balazos Luis Manuel Díaz, el secretario general de Acción Democrática en el Estado Guárico. Estaba en un mitin al lado de Lilian Tintori, esposa del preso político emblemático Leopoldo López. Cada día desde el inicio de la campaña electoral con miras a las elecciones parlamentarias, estos episodios se habían repetido a razón de uno diario por todo el territorio nacional con una precisión pasmosa. Una concentración o caravana de la oposición, con algún líder local o nacional fue dispersada con el terror de un ataque a balazos o a golpes donde siempre se repite el mismo esquema, en uno de ellos una transeúnte ya había resultado muerta en la barriada de Petare, durante la concentración de Miguel Pizarro. La información llega por las redes sociales, el secretario general de Acción Democrática, Henri Ramos, denunció el hecho por la misma vía, ya que por los medios tradicionales esa información prácticamente no circula.

Casi de inmediato, no obstante, surgió otra versión. Según el coordinador nacional de la campaña por el PSUV, el Presidente, el Defensor del Pueblo y el Presidente de la Asamblea Nacional, se trató de un “ajuste de cuentas” nombre que reciben los asesinatos cuando se trata de guerras entre bandas delincuenciales. Un sicariato debido a peleas de mafias entre sindicatos de la construcción. Luis Manuel Días pertenecería a la banda “Los Plateados” y “el pipi”, miembro de una banda rival, lo habría matado. Además “se sabe” que la oposición “le paga entre 30 mil y 50 mil dólares a alguna gente para disfrazarse de chavistas y dispararle a sus propias concentraciones”, “es la moda” según dijo el Presidente de la Asamblea Nacional. No importa que se trate de dos explicaciones diferentes del mismo hecho, enunciadas en el mismo momento de hablar.

Este dispositivo de cada oveja con su pareja, de que cada dicho proferido es inmediatamente recubierto por otro dicho equivalente, es una política de estado. El éxito de este dispositivo no puede medirse en cuanto a la capacidad para convencer a la mayoría. Está en crear la suspicacia, en alargar el tiempo para comprender de modo que quede recubierto por otro instante de la mirada, en hacer imposible el momento de concluir… ¿y si de verdad el tipo era un mafioso? Es cierto que las ejecuciones extrajudiciales están prohibidas y que en cualquier caso se trataría de un asesinato, e igual el tipo estaba en un acto de campaña política como representante de uno de los principales partidos de oposición… pero ¿y si se trata de un ajuste de cuentas? En este momento ¡Pum! Se precipita otro acontecimiento, y el algoritmo de la doble verdad se pone en juego otra vez.

Me decidí a publicar esto en lo que me enteré de que metieron preso al jefe de la Policía del Municipio Sucre por infiltrar a policías que serían los que dispararon durante la concentración de Miguel Pizarro. La solicitud de la Fiscal General de la República y de los tribunales es siempre sorprendente, en un país con estos índices de impunidad. Los presos políticos constituyen una colección de cuerpos aprisionados para corroborar las versiones estrafalarias del dispositivo de la duplicidad de la verdad. La pregunta es cómo resistirá este castillo de naipes una vez que deje de funcionar, no porque no convenza ya a casi nadie, sino porque la mayoría sencillamente está perdiendo la paciencia y se está precipitando un momento de concluir.

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